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j u b i l a t e y a

1 / Cuando uno sale a caminar es una ave fenix que pelotudea. Uno piensa que es inmortal y ve el mundo con otros ojos, el sol se guarda y quedan estelas naranjas, se dice: “porque no lo hago siempre” . Pero es solo una aventura como las que se tiene en verano. El plan “ponerse en forma” o mejor dicho en “mantenimiento” es descartado a la primera invitación de amigos.  Uno, que aún no tiene hijos, es como decimos con mis amigos, un vhs que se le enganchó la videocasetera. Somos como esos pandas que pelotudean en el zoo sin objeto. Vamos y venimos, como los perros también que juegan con una pelota y no existe nada más en el mundo que esa pelota. Pero en esos paseitos flaneurianos (para que vean que algo aprendí cuando curse letras) siempre veo esos cartelitos pegados en los postes de luz: “jubilate ya, con y sin aportes”.  Me dan esas ganas de jubilarme y me digo aunque me falten años de aportes. Pero empiezo a pensar…¿Cuándo se es viejo? Miguelito Houellebecq, escritor franchut...


 El padre de mi abuela Chola jugó en talleres de remedios de escalada. Dicen que la rompía, un hombre clave para el ascenso en la B, según cuenta la memoria familiar. El padre de mi mamá, el nono Luís, también una vez me contó que se probó en lanús. Pero una madrugada dice que volvía de una joda, y el vecino de la esquina, qe también estaba haciendo la prueba estaba dando saltos en el balcón, entrenando su resistencia. Dicen que hablaron unas palabras. Y entendió que jamás podría hacer ese sacrificio. 

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