Ir al contenido principal

Destacados

EL POST YOLISMO

  ¿Cuántas vueltas se le pueden dar a una obra? O sea, entre volver a verla, pensarla, rumiarla. Me gusta cuando uno re-ve, re-lee, vuelve a pasar por las calles donde estuvo todo. Volver a llorar, para saber si sigo siendo trolo o si me endurecí. La risa lo mismo. Pero hay algo en la liquidez de la risa —que es difícil volver siempre a reír con lo mismo—, creo que ahí hay un desgaste, y además algo que la hace única. En cambio, la tristeza es como una ciudad que quedó en el tiempo: seguís llorando siempre. Eso creo hoy. Ser una especie de antropólogo de la nostalgia es volver a pasar por las cosas artísticas que nos tocaron, o nos manotearon la fibra más sensible: el corazón, querido estudiante contable... Digo todo esto porque siempre me pasó con una obra que me parece maestra : Made in Lanús , de Nelly Fernández Tiscornia. Una autora que fue como una “cazafantasmas”, porque cazó un espíritu de época y pudo escribir una ficción con eso. Es una obra que releo, veo la película ...

Realismo Capitalista ¿Hay Alternativa?_Mark FIsher

(Una lectura acelerada al libro de Mark Fisher Realismo Capitalista ¿No hay Alternativa?)

El punk fue un estilo musical que representó la contracultura en Piratlandia. Si uno dice punk uno ya piensa en un hombre que tira un par de verdades y luego muere, en una forma de vivir intensa que se consume en su propia ráfaga de fuego.

Mark Fisher fue un académico inglés que se refugió en los blogs cuando el mundo de la academia ya no lo motivaba. Desde ahí escribió crítica cultural y política, tratando de encontrar los signos de época en el cine y en los discos contemporáneos. Cioran decía que los suicidas son los únicos que dicen la verdad. El tono furioso y triste de la prosa de Fisher intentó pintar nuestra época cansada en un manojo de libritos, como esas bandas que graban dos discos y luego chau. La editorial Caja Negra editó casi todo lo que escribió. Realismo capitalista es su libro más redondo y lleva siendo un best seller para comentar estos tiempos de postcapitalismo.

En su libro Fisher busca desesperadamente una alternativa al capitalismo.  Pero, como Deleuze, dijo sefiní: “Me tiré por vos” (García dixit). Tal vez estos modelitos de intelectuales, medio orilleros y con bronca, que hoy son un chasqui boom! editorial hagan un lindo prototipo para los palermitanos; pero de verdad no sirven de mucho. Son escritores solitarios que no pueden dar con un otro, ni menos con una comunidad útil para arrancar con algún proceso, como dice el Papa Francisco. Les hablan a treintañeros finales sin mucha esperanza en nada. Fisher, que con el don de verle los hilos a casi todo, termina siendo un llanto de denuncia de cómo el sistema nos caga, sin provocar el deseo de revolución o hacer algo con la bronca, o el inicio de alguna táctica o estrategia para contrarrestar este one world. Porque eso es el Realismo capitalista, el único mundo posible según las coordenadas liberales. O te subís o perecés.

Algunas de sus HIPÓ-tesis:

Viviendo una época de desamparo, donde proliferan la religión y la superstición, el Capitalismo es el único sistema viable”. Acá hay que entender lo “viable” como que haga mierda todo a cada paso; por eso la pregunta que hay que hacerse es si el capitalismo puede subsistir sin la demolición del mundo. Porque mientras rompe todo cree que va a inventar nuevas tecnologías que le subsanen los caos provocados.

La cultura ¿cuánto puede vivir sin el aporte de lo nuevo?” Fisher dice que estamos en la era de las reiteraciones. Remake en el cine, en la música, bandas clones que no tratan de buscar nada salvo traer de un punto de la historia al tiempo actual algo que parecía real. Fisher hace crítica musical y dice “Ya nada desafía y modifica”, y habla de las bandas que potenciaron una época, que trataron de poner letra y música a una época. Parece que nos dice “qué bello fue vivir esa época, hoy parece que vivimos en un loop de decadencia”.

Bajar nuestras expectativas, conformarse con eso, y decir que el precio es bajo”. Fisher en realidad quiere una nueva izquierda, pero no esos culones con iPhone que viven hablando de fotocopias y revoluciones de manuales. Es por eso que los europeos quieren levantar a Marx de la tumba, porque fue un quilombero. Hoy no hay alternativa. Entonces dice que la gente toma como buen negocio querer menos. Conformarse. Mientras lo poco que se tenga no baje demasiado. No parece ser un mal negocio. Acostumbrados a comer la porción de mierda diaria, sería una buena dieta.

El capital es la cosa que metaboliza todo lo que toca”. Hay una fe de época en la que todos nos hemos vuelto conversos. De eso hemos salido como vendedores o consumidores. Los CEO de nosotros mismos. Estamos, nos dice Fisher, en una “ontología de los negocios” como único modo de vivir que da el sistema.

El anticapitalismo no propone derrotarlo, sino mitigar sus excesos. El mismo capitalismo hizo de su verbo la clave y propuso algo que resulta gracioso: “comprar como solución, pero los productos correctos”. ¡Qué Capos! Claro que es una época de libertad, pero solo de consumo. Si ya no somos cazadores y recolectores, somos consumidores y vamos a cazar a la góndola, que es como cazar en el zoo. Si podés comprar sos del porcentaje de la humanidad que tiene privilegios. ¡Disfrutá que se termina! Y para esos que dicen que el planeta está en jaque con el calentamiento global, los transgénicos en la comida, Monsanto y el agotamiento de recursos, deciles que son unos mentirosos. Que los cracks del capitalismo ya inventaron “la mentira verde”, así que sólo hay que comprar los productos correctos.

Regulación de trabajo y educación, impide el pensamiento”. Fisher era profesor en una escuela secundaria. Trabajaba con pibes desmotivados que usaban la PlayStation y la marihuana como narcóticos. Parte de su mala onda parece que se la agarraba por culpa de esos jóvenes: “La educación: estudiantes resignados, apatía / cinismo / impotencia reflexiva” (a la que llamaba “hedonia depresiva”, una mezcla de goce del instante con depresión por un futuro de incertidumbre). Y nos cuenta que, como todo sistema, al sistema educativo solo le sale hacer más burocracia, pide llenar informes para hacer estadísticas que no sirven para nada. Nunca va a hacer cuestionamientos serios. Como esos médicos de guardia, solo te da Paracetamol.

Los Jóvenes, quieren todo rápido, quieren que Nietzsche sea una hamburguesa”. Consumir todo rápido. Todo lo que cuesta no vale la pena. Se impone una “cultura ahistórica” que comienza siempre ahí. Jamás asociarlo con un pasado. Y el lugar de los docentes solo es visto como el de facilitadores de entretenimiento. No mucho más. Y lo poco que existe es evitar el cambio y mantener el estado de las cosas presente. Mientras los comunistas liberales como Soros o Bill Gates con su lema “ser astuto” digitan el mundo nuevo.

No te comprometas con nada. Fisher toma la película Heat, protagonizada por las bestias de De Niro y Al Pacino, donde se muestra lo que es la mafia nueva comparada con la antigua, la italiana, que tenía más códigos. Es decir, la mafia también se aggiornó. Personas solas, más individualistas, que hacen su trabajo, dividen el botín y adiós. También son más profesionales. Primero estudian bien el caso antes de agarrar el encargue. Neil, el personaje de De Niro, en un momento dice un mantra: “No te aferres a nada que no puedas abandonar en tres minutos”.

Debe surgir un nuevo sujeto político (colectivo)”. Esta frase parece ser el único esbozo de algo, de deseo, en este libro de Fisher.

 

Comentarios

Entradas populares