Hoy vamos hablar de Sancho Panza. Del Bochini en la gran historia de la literatura española y Universal. Porque el Quijote, ese caballero de la triste figura, con su caballo al que llamó “Rosinante” (caballo blanco aristócrata), sus molinitos y su lecturas de libros, se llevó casi todo el prestigio. Pero tenemos que recordar al Asno de Sancho: Rucio.
El Quijote, si bien se trata de muchas cosas, como hacer justicia, propagar el bien, ayudar al prójimo, el eje central es querer salvar el mundo para su Dulcinea. Su princesa plebeya. Porque saben, para los que no la leyeron ni harán, que Dulcinea limpiaba en la casa de al lado. No era princesa ni mucho menos. Era, claro, como bien me lo marco Julián, era para los ojos del Quijote… que la vio 4 veces en 12 años. Y quedo re manija. Y quiso hacer proezas de amor, para ella y por ella.
¿Pero quién le hizo el aguante en estas aventuras? Sancho. La primera tesis es: Sin Sanchos no habría Quijotes. Todo Quijote se volvería loco mucho antes. O cagaba abandonando.
Aparte, el que más arriesgo fue Sancho, que dejo a su familia: mujer e hijos incluidos. El Quijote era un tío rico cualquiera, que solo quería tener aventuras de estar embolado. Digamos que al Quijote le agarró el famoso: ¡Viejazo! Y se volvió un pendeviejo, y salió a tomarle el gusto al mundo.
NATURALEZA DEL ESCUDERO SANCHO PANZA
Cervantes se ocupó poco de describir a Sancho físicamente, se limitó a decirnos: la barriga grande, el talle corto y las zancas largas. Sencillo y bonachón. Mezcla de ingenuidad, tontería y agudeza. Se podría decir que Sancho es un hombre "Realista". Mientras Don Quijote es un "Idealista".
El Quijote lo seduce a Sancho, con la promesa de una península. Esa es la cuota que le pide para que lo acompañe en esta empresa. Sancho se convierte en su escudero y lo acompaña hasta el final. Sancho va con su un burrito que llamaba “El rucio, que nunca nadie lo recuerda. Tiene la sabiduría del refrán: “Donde una puerta se cierra otra se abre”, que el Quijote combate. Él es más como Bielsa. Se va por las nueves, y para decir esto de la puerta, te escribe un discurso moral de 20 páginas, y termina hablando del precio de las aberturas, puertas y ventas inmobiliarias de todo en España.
En síntesis, las funciones de este personaje son: Delimitar el mundo de don Quijote, para que no vuele por la nubes, como un paparulo. Y tal vez lo mejor que uno puede dar al prójimo, ayudar a descubrir la personalidad de su amo(igo) y tal vez lo mejor, aporta lo cómico a la obra, la jodita.
Sancho, en la segunda parte del Quijote, se va enriqueciendo humanamente, hasta que su personalidad se va moldando y obtiene un estatus de caballero. A esto debe atribuirse la tesis de “Quijotización de Sancho”, tan notada por los críticos culones. Y de acá vienen la segunda Tesis: “Son los amigos los que lo cambian a uno”. Para bien y para mal.
La amistad de Sancho esa que anuncia el Caos, pero se queda a vivirlo al lado tuyo. Sancho le avisa cuando pifia. Ve el peligro, lo enuncia e igual está a su lado.
Es por eso que “el Quijote de la Mancha” trata de la Amistad. La amistad entre dos hombres que se van mimetizando. De cómo uno se va convirtiendo en y por los amigos. Los amigos son los que nos hacen mejores. Es esa fuerza secreta que nos sostiene.
Porque un amigo puede estar en una racha de dormir en la lona, pero hay que entender que lo primero que quiere hacer es contar lo suyo. Después ver como arma desde cero. Tomando alguna idea que se le de, porque el amigo de verdad, da su punto de vista, no da consejos. Porque comparten sillas playera en el desierto.
Los amigos enciclopédicos, son los que la ven clara desde el Facebook o twitter. Esas dos ágoras pelotudas de “LIKE” gratuitos.
Los amigos son los que nos enseñan a hablar. Son las antenas que agarran la última señal del codificado, para que no nos perdamos del todo. Porque los padres lo marcan a uno a fuego. Y es muy raro no quedar listo después de esa primera horneada. Por eso, luego es cuando vienen los amigos, al rescate.
Es por eso que repetimos la tesis que maneja el Quijote; el Quijote de Sanchoetiza y el Sancho se Quijotanea. Se van convirtiendo, porque uno se convierto en lo amado. "Yo quería ser como vos" como canta Fernando Cabrera.
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