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EL POST YOLISMO

  ¿Cuántas vueltas se le pueden dar a una obra? O sea, entre volver a verla, pensarla, rumiarla. Me gusta cuando uno re-ve, re-lee, vuelve a pasar por las calles donde estuvo todo. Volver a llorar, para saber si sigo siendo trolo o si me endurecí. La risa lo mismo. Pero hay algo en la liquidez de la risa —que es difícil volver siempre a reír con lo mismo—, creo que ahí hay un desgaste, y además algo que la hace única. En cambio, la tristeza es como una ciudad que quedó en el tiempo: seguís llorando siempre. Eso creo hoy. Ser una especie de antropólogo de la nostalgia es volver a pasar por las cosas artísticas que nos tocaron, o nos manotearon la fibra más sensible: el corazón, querido estudiante contable... Digo todo esto porque siempre me pasó con una obra que me parece maestra : Made in Lanús , de Nelly Fernández Tiscornia. Una autora que fue como una “cazafantasmas”, porque cazó un espíritu de época y pudo escribir una ficción con eso. Es una obra que releo, veo la película ...

kodama la nutricionista

                                                             Por @Oblomov

1/ Pablo Katchadjian, es un escritor argentino, que planteó lo que Dj Dero en "Sábado Bus", enfrentando a Pappo, sobre crear con lo ya creado. Escribió (¿escribió?), o mejor dicho yo me entero de su existencia por libros como “El Martín fierro, ordenado alfabéticamente” o “el Aleph engordado.  Es decir, libros remixados de otros. Ahora resulta que Kodama, la guardiana de las obras de Borges, le hace un juicio por choreo (plagio) o injurias, y puede ir preso. Deberá pagar una indemnización abultada a ella -la nutricionista- por 80 mil pesos, por no pedir permiso para manipular dicha obra. 

Permisos para comer

Hay varias cosas que se me ocurren. 1) leerlos, conseguir el libro de pablo,  pero bueno me da paja y cuesta dinero. Ponele que lo consiga, y lo lea a la par del Aleph. Encontrar los guiños, y para qué sirve no sé. Un buen goce, de eso se trata hablar de libros.  Tienen que ver con compartir una felicidad, un hipo estético entre tanto Jorge Rial suelto. 
2) Podemos pensar la movida, como un golpe publicitario Ojo, esto le digo acá desde el conurbano. Que siempre vemos a ver qué pasa en la capital. Mal pensando, que siempre en el centro se dan las “renovaciones” de las estéticas. Eso, ante el intento de hacer algo acá desde Burzaco, sin mucho talento, pero sí con muchas ganas. Salvo excepciones.  Eh ahí nuestra incomodidad conurbanénse. 
Pero, volvemos.... ¿esta mal hacer publicidad? ¿Fabricarse uno, sus propios “Boom Latinoamericanos”? Hay que entrar, como recomendaba Nietzsche, con un duelo al ágora. Ésto a mi me parece genial, sí es que fue un efecto de auto-publicidad.

2 / Pappo, le diría, apoyando a Kodama: “Buscate un empleo honesto”. Pero Pablo Katchadjian, tienen varios libros además de estos mixed. No sé si buenos, o malos. 
Pero creo que sentarse a escribir, como decía Dalmiro Sáenz, ya es dar algo bueno, aunque sean malísimos, esta diciendo algo, nace de un esfuerzo. 
Los que imponen guías de como hacer, manuales, academias, y canones, lo primero que hacen es aclarar quien manda. Kodama acá representa a la enemiga. Contar anécdotas, y haberle tirado el fideo a Borges, no la legitiman para decir qué es o que no es arte. O sí lo que propone Pablo es afano, aparte ¿qué escribió Kodama? Dale anímate. Ja. 
La que se debería buscar un empleo honesto, tiene que ser Kodama, que sólo es heredera. Va a todos lados a contar los últimos días de Borges, que como Quincey, chamuyó de Kant. 

3/ Éste sería el siglo de la intervención: Pablo Katchadjian, Bansky y los demás raperos con aerosoles, Oscar Brahim “el tachero intervencionista” etc. etc.  En el siglo XX, Marcel Duchamp, abrió la puerta a la Barbarie, y los puristas del arte, saltaron a decir qué es y qué no. Recordemos a Eco con su dicotómica oferta: Apocalípticos  e integrados, que dio de comer a todos los académicos, que año a año con este textito estirado, cubrieron horas cátedra;  ya que la propuestas no daba ni para un post de blog.  
La cosa es, Muchachos, que el debate es uno: todos queremos morder. La democracia hizo eso. La barbarie quiere entrar a hacer arte, a la academia, a la discusión, porque intuye que algo hay ahí. Un chifle de moño, o lo que fuera. La invasión es inevitable. Podrán hacer juicios, leyes de extensión de copyright, desdeñarnos, decir que lo que hacemos es mierda:"Pero por supuesto, viejo" ... pero queremos sangre. Venimos por la nuestra. 
Así que, ya saben,   hijos vagonetas que viven y se gastan la guita del trabajo que el padre dejó; o viudas, que  gastan todo en falopa, y viven todo de arriba, y demás cuestiones. Que suponen que sus decisiones, son abaladas por sus muertos padres. Pero basta de ser la Policía de la literatura. Éste siglo es el de la copia, llamado por Deleuze, y tendido por Platón. Es el siglo de la Salada. De la copia, del remix, de abrir nuevos lugares donde antes había respeto y aplauso ante la soberanía del que hace.  Hoy todos hacemos. Todos queremos. Y todo lo que impida la libertad de acto, es nuestro enemigo. Pablo, acá, representa un acto de rebeldía, es días que no hay sólo ni uno.  Por eso, nada más, hay que salir a bancarlo. Pablo "bigotes caparros", es uno de los nuestros. Aunque no lo conozco, ni lo he leído. Mañana comienzo. 
Salú


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