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EL POST YOLISMO

  ¿Cuántas vueltas se le pueden dar a una obra? O sea, entre volver a verla, pensarla, rumiarla. Me gusta cuando uno re-ve, re-lee, vuelve a pasar por las calles donde estuvo todo. Volver a llorar, para saber si sigo siendo trolo o si me endurecí. La risa lo mismo. Pero hay algo en la liquidez de la risa —que es difícil volver siempre a reír con lo mismo—, creo que ahí hay un desgaste, y además algo que la hace única. En cambio, la tristeza es como una ciudad que quedó en el tiempo: seguís llorando siempre. Eso creo hoy. Ser una especie de antropólogo de la nostalgia es volver a pasar por las cosas artísticas que nos tocaron, o nos manotearon la fibra más sensible: el corazón, querido estudiante contable... Digo todo esto porque siempre me pasó con una obra que me parece maestra : Made in Lanús , de Nelly Fernández Tiscornia. Una autora que fue como una “cazafantasmas”, porque cazó un espíritu de época y pudo escribir una ficción con eso. Es una obra que releo, veo la película ...

_"The Art of Self defense "2019 de Riley Stearns

Por E
“¡En tu cara Karate kid!”
keki

Casey es un hombre común con un perro salchicha. Un día tiene un acontecimiento y su vida cambia. Va a comprar comida para el perro y en el camino lo muelen a golpes. Mientras era golpeado preguntaba “¿por qué?” . Mohamed Alí contó que empezó a boxear porque de chico le habían robado la bicicleta y sólo atino a salir corriendo y llorar. Y algo de eso hay cuando uno está atento al mundo y a las cosas. Eso de que busca lo que necesita y las cosas aparecen. Cuando uno estudia o se interesa por una necesidad real, las cosas tiene otro brillo cual resaltador fluor. La vida de uno, esos años quedan iluminados como las pálidas fotocopias. Así como Alí agradeció a esos ladrones, acá pasa algo similar con el personaje. Busca algo para auto - defenderse. Primero intenta comprar se un arma. El trámite es engorroso. Hasta que caminando encuentra un Dojo: “El lugar de la iluminación”. Cuando uno está preparado, las cosas aparecen. Y lo que sigue es todo lo contrario a las películas que nos encantan sobre la educación de un arte marcial para ser mejores. 
El sensei comienza: “El Karate es un Lenguaje. Es un modo de comunicación”, ahí comienza las ganas de querer ser parte de ese camino.  Pide poder entrenar y el Sensei le responde: “Ya has dado el paso más importante, haz cruzado la puerta. Muchos se quedan ahí”. Podría decir que la película trata sobre una continuación o re escritura de “Karate kid”, pero no, más bien es "anti-Karate Kid". Casey tiene 36 años y una vida solitaria. Sólo quiere cambiar, ser más rudo. El Sensei que se le aparece le enseña su Karate. Casey intentara hacer el propio. 
Spoiler Alert! Hasta acá me mordí los labios (dedos) para no opinar ni decir nada. Yo odio que circulen más las críticas, la digestión, las analogías de todo película; y que las cosas sean como las vacaciones, un lugar donde se cumplen postas y sólo hay muerte de la experiencia. Ya que no pasa nada, solo es esperar el turno para hacer la foto o selfie que corresponde al lugar visitado. Dicho esto, creo que uno tiene que ver las películas por la foto de la caratula, por seguir a un actor o director, por las recomendaciones del emisor: “me la recomendó un amigo” (eso ya es hermoso), hasta un crítico que uno estima o no, pero esto es último, bien último. Porque más o menos no dicen qué pensar de las cosas, y sólo nos dejan la labor de repetir, de ser profetas de sus palabras. O cuentan toda la película. Las mejores críticas son las que sacan ideas de ellas, no las que cuentan el relato. Por eso las críticas se leen luego-no antes. Dicho este descarguito, seguimos. La pelí me gustó mucho. ¿Por? las películas ( o casi todas las cosas) de la personas que quieren aprender algo y buscan cambiar su vida ya me parece notable. Alguien hace un camino, y luego no puede ser el mismo. Más si este camino lo hace dudar o seguir; pero de como entró, seguro sale diferente. Sí sale. Esta película es una comedia de eso. Negra, sí. Pero se ríe, de los tipos que aparecen para iluminarnos. A veces, como en “El guardián en el centeno” de Salinger, los sensei solo quieren cogerte. Aunque sabemos que los verdaderos maestros, quieren que te conviertas en uno.
Peor hay algo en el personaje, en los alumnos del dojo, en las palabras finales, que hacen dar cuenta que lo que hacia Casey tampoco estaba mal, entonces. Y uno lo ve y se da cuenta luego. Pero uno es se odia gratis a veces. Si toma conciencia. Y le ofrecen la depresión en cada esquina.
Ahí una de sus compañeras, que también tiene una historia especial, dice algo que le cae como un Big Bang al pibe Mark Zuckenberg:


"Hasta aquí se enseñó que la violencia es sinónimo de fuerza y compasión sinónimo de debilidad. Esa ideología es limitante. Es posible ser brutalmente tolerante o pacíficamente salvaje. En Karete su mentalidad es tan importante como su destreza"



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