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GANE FAMA Y FORTUNA CON UN LÁPIZ de Eduardo Ojeda Ortiz
Éste libro es para mi un amuleto. Con ese título pensé que me iba a hacer rico, pero no fue así. No sólo el libro que es una joya, pues es una especie de biografía personal de un hombre que quiere ser artista y es artista. Como dijo alguna vez Dalmiro Saenz, el hombre es más lo que desea ser, que lo que es. Este libro es el testimonio de un escritor, una forma de transitar la vida. Una especie de Anti Rayuela, de un grupo de amigos que entre la necesidad y la pobreza franciscana, no tiene otra cosa que hacer más que hacer arte. Porque el alma eructa eso.
Es una pieza inexplicable, con mucho amor y nostalgia. Donde no falta la relación con los padres, los cuales jamás entenderán a hombres sensibles, pues: “el que nace chicharra tiene que morir cantando”. Ésto que padecemos, es una especie de condición que tenemos por algún aguijón que nos picó, y ya no se puede volver a ser el mismo. Sino siempre otro.
El libro es la vida de Ojeda, un escritor, que buscando editar, se transformó en un editor. Esto que parece una historia Zen, es su vida. Comenzó editando su libros, y luego construyó una editorial con el barrio que faltaba, como dice un Gil Deleuze. Ahí con una flauta como ese que vive en Hamelin al 1300, arrastró a un grupo de escritores. Y así de formo “Malas Palabras Buks” una editorial con libros de crónicas, novelas, poemas, donde su particularidad está en su rareza, su no género en realidad. Sería una especie de editorial “X MEN”, de hermafroditas literarios, donde Ojeda sería aquí el Profesor Javier, quien regentea a mutantes perdidos. Y les da un bautismo en agua del riachuelo.
Con este libro, perdón por el off side de alma, ya que uno debe hablar muchos de las cosas, poco de las personas y nada de uno, como dice Alberto Buela. La cosa es que me gustaría decir que conocerlo le dio sentido a mi vida, pero en realidad, me pasó algo de eso que pasa en ese cuento de Borges, que se llama “El Otro”, donde la trama trata de un joven Borges que se encuentra con el Borges consagrado. Ojeda como un yo de futuro que trae eso de entender que escribir es la única forma de ser en la tierra. Algunos prefieren meditar, otros correr, y otros comprar compulsivamente para tapar los vacíos legales en su espíritu.
Yo venía juntando unos ensayitos que los paseaba por todos lados. Los junté y se los envié. Me dijo que eran pocos. Le dije que miraba que había quedado en la olla de blog, y complete un mini librito: “Teoría del Suelo” y el hombre me citó en una bar que Macri se llevó puesto, y me dijo que lo va a editar, con contrato y todo. Ejemplares gratis y un cheque. Un sueño en épocas de siesta.
Un par de reuniones, y sabía que estaba enfrente de un maestro jedi. Un hombre que lo sabe todo y una más. Qué parece que busco por todos lados y trata libros a libro, y ahora desde youtube dar lo que sabe. Mezcla de koanes budistas y recomendaciones, va citando libros , películas, recuerdos, anécdotas, y todo lo que le puede llegar a dar forma a un alma, y lo va compartiendo.
Ojeda, buscó una nueva forma durante la Pandemia, y abrió una especie de universidad virtual, donde habla a una cámara de un celular desde estos dos canales de youtube, para todos esos escritores mancos que andamos por ahí buscando amigos, porque los que tenemos son unos salames.
Canal 1
Libros para gente sin fortuna
https://www.youtube.com/channel/UC8yCc3FXuZdat33XQct2QUA
Canal 2
Libros para gente con estudios incompletos
https://www.youtube.com/channel/UCbvK0vF3I3ntdHVmn-1tmSw
Esto lo cuento, porque acá hay una batalla que se está dando. Porque también hay mucha sabiduría invaluable para tu alma especulativa, que hace cosas sin ganancia materiales, pero sí espirituales. Estas clases que ofrece Ojeda son para escritores que abandonan o nunca pasan por la Universidad, que saben que la batalla es desigual, pero igual hay que darla. Para no abandonar antes de tiempo. Sino juntar un manojo de palabras, puteadas y arrojarlas cual molotov antes tantos hijos de papis ricos que le ponen librerías, editoriales, canales de tv y kioskitos de cultura.
En este libro. Hay una especie de anti método, que para mi me está diciendo, entre los diálogos de los personajes, la vida y buenas ideas. Una bohemia elegida entre hombres y novias que van pasando. Entre la vida, que va formando familias y los artistas siguen siendo artistas. Una voluntad más fuerte que haber renunciado y transformarse en un taxista, en un nadie. Parece decirnos, que nadie realmente es. Pero lo documentamos. Pero en realidad hacemos esto, para aceptar nuestra porción de nada, y estar en paz con uno y el universo.
“si el escritor está interesado en la técnica, más le vale dedicarse a la cirugía o a colocar ladrillos”
No hay técnica, hay que escribir, escribir y escribir. “digo yo , siempre tenemos que estar hablando de asuntos no espirituosos” dice uno de sus personajes. Los años dedicados a hacer arte, a escribir, a tocar el violín, esos años de nada, como Heidegger entendió, son todo. La vida que se lleva con su dieta:
“luego en el negocio de enfrente, compramos huevos, tomates, leche, mantequilla, arroz, fideos, zanahorias, y pan, esta dieta la conozco - dijo Valdebenito
-y, fue vital para sobrevivir en los años de perro, ¿no?
-y sobre todo vitamínica en la época del no-dormir"
Hay una guerra y las condiciones son malísimas.. O al menos me está diciendo a mí, que a este oficio hay que meterle, pese a todo. Siempre.
Hasta cuando estás laburando en esas horas que se te redondean el alma, para que siga girando sin trabarse en muchas cosas. Hay una deuda. El arte es deber algo a alguien. A niños no nacidos. A camaradas. A esos que se quedaron con uno. Porque sintonizaron el mismo dial de espíritu. Y hay que tener ojo con las Universidades:
“Después se dedicó a estudiar, cultura y se metió en Historia del Arte. Esa fue su perdición, porque cuando se empieza con las teorías, casi siempre se termina mal”
Después otra idea que resalta, es esa gente buena que se cruza en la vida de uno. No solo los pares. Que después de todo son un imán, o un parlante que acopla. Sino que esa gente hermosa que se cruza, que nos entienden, que nos dan trabajo. Al menos para no morir. Que nos deja escribir cositas, viendo para otro lado. Haciendo que disimulemos nuestra condición de X Men, de mutantes, así pasamos desapercibidos ante el radar del sistema, que nos quiere comprando a cuota cualquier verga que no necesitamos:
“bueno, no voy a ser yo el que te tire la primera piedra. Vení a laburar mañana temprano.”
Ojeda, quiere tener 100 lectores de fierro. No está mal aspirar a eso. A un club privado. Le quiero decir, que busque otros 99.
El libro habla de esto y de un montón de cosas, termina con una anécdota sobre haber comido un pejerrey en mal estado. Es de lo más gracioso que leí nunca. Y nos deja tal vez, el último mensaje, a nosotros que somos ovejitas perdidas:
“es increible lo lindo que es ser joven...siempre el arte ha sido una lotería. No basta con tener talento, hay que saber sobrevivir y sobre todo tener fuerza para no echarse a morir ante las dificultades. El chico Nicolás lo logró. Para mí, ya lo logró”
Si uno lo logra lo logramos todos. Una especie de Super ética Kantiana. Pero más que nada, volver a pensar eso que una vez dijo el trinche Carlovich, ese príncipe plebeyo del fútbol secreto que una vez dijo: “¿Qué es llegar?”.
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