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EL POST YOLISMO

  ¿Cuántas vueltas se le pueden dar a una obra? O sea, entre volver a verla, pensarla, rumiarla. Me gusta cuando uno re-ve, re-lee, vuelve a pasar por las calles donde estuvo todo. Volver a llorar, para saber si sigo siendo trolo o si me endurecí. La risa lo mismo. Pero hay algo en la liquidez de la risa —que es difícil volver siempre a reír con lo mismo—, creo que ahí hay un desgaste, y además algo que la hace única. En cambio, la tristeza es como una ciudad que quedó en el tiempo: seguís llorando siempre. Eso creo hoy. Ser una especie de antropólogo de la nostalgia es volver a pasar por las cosas artísticas que nos tocaron, o nos manotearon la fibra más sensible: el corazón, querido estudiante contable... Digo todo esto porque siempre me pasó con una obra que me parece maestra : Made in Lanús , de Nelly Fernández Tiscornia. Una autora que fue como una “cazafantasmas”, porque cazó un espíritu de época y pudo escribir una ficción con eso. Es una obra que releo, veo la película ...

Omar Viñole o el Anti Maestro

 OMAR VIÑOLE 

antiescritor y antifilósofo 

De Luciano García 

Por Ediciones del Trinche

Un escritor es escritor cuando escribe. Lo demás, es ir a comer canapés o medialunas de arriba, cuando hace entrevistas para que se vendan más o menos 20 libros y unos cuantos se van de garrón. Un escritor es cuando escribe y logra cerrar una obra. No otra cosa. 

Un escritor tiene que alimentar a su musa sino siempre escribe lo mismo. Ojo el balanceado que le das, porque puede terminar pesando 140 kilos. Pero el alimento del escritor es la clave. Hay que leer. Si todos leemos lo mismo hablamos de lo mismo. Por eso, siempre pensé que los escritores tienen un deber, entre tanto lloriqueo que no lo leen ni los cuñados. Su misión es buscar el escritor que falta. Perdido por los años y las modas y hacerlo su propio maestro. Es un entrenamiento que puede tardar años, o una vida entera. Por lo general son 10 años. Este es el caso de Luciano García que escribe una obra descomunal sobre Omar Viñole, que es el secreto mejor guardado de la literatura argentina. Una especie de terremoto que arrasó las ciudades donde pisaba. Un hombre total que hizo lo que quiso, escribió, boxeó, luchó en peleas de catch, fue médico, realizó performances antes de las performances, fundó una Universidad a cielo abierto, tuvo hijos, militó políticamente, escribió y escribió.

Antes que las bibliotecas o el estado hagan su labor de poner todo en conservas, u olvidarlo todo, o venderlo a los Gringos por monedas, puede ser que aparezca algún hombre heroico como Luciano García. Su fascinación por Viñole comenzó con unos ensayos en su blog Sólo contra todos, intentando contar la fascinación por esta vida y su pluma, que acaso sean lo mismo, pensarlo y sistematizarlo. Con los años escribió este libro gigantesco, en esta época de novelitas o de ensayitos que no llegan a las 100 páginas. 

¿Pero quién es este escritor? Omar Viñole, que es ejemplo de un hombre artístico, que llevaba una vida dedicada a romper la modorra de la vida y el arte. Una especie de Sócrates pero en estas pampas, donde daba clases en su Universidad sin techo ni títulos con una vaca al lado. Viñole escribió libros y folletos, aforismos, ensayos, monólogos internos. Mezcla de pensamientos contra los universales y contra sus contemporáneos. Como en la poética de Aristóteles, la palabra clave es “mimesis”, donde la imitación de las acciones de hombres da el acto poético. Luciano se convierte en Viñole. Se declara su mejor discípulo, y crea un libro compuesto por varios libros, donde uno sale con ganas de leer a Viñole, ver de qué se trata, quién es este hombre entre tantos escritores culones que se adulan entre ellos. 

Omar Viñole escritor y filósofo, o anti todo, que pone una editorial en el mismo lugar donde tenía su veterinaria, que escribe en una frase lo que puede ser la demolición del kiosko de occidente: “Lo que está en los libros no es necesario enseñarlo. Con recomendar al autor y la librería donde se vende, se soluciona la severa labor de los académicos”.

Escribe una obra filosófica, nos cuenta García, llamada Mi disconformismo filosófico, donde ajusta cuentas con esos hombres llamados filósofos y sus peleas en diferido: “yo no repito a nadie, hablo de mí sistema”.

Este libro es un llamado ante la comodidad de la vida atada que llevamos, que como el canto de Sirena que le chistaban a Ulises, la voz de Viñole parece llamarnos para que conozcamos su potencia.


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