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j u b i l a t e y a

1 / Cuando uno sale a caminar es una ave fenix que pelotudea. Uno piensa que es inmortal y ve el mundo con otros ojos, el sol se guarda y quedan estelas naranjas, se dice: “porque no lo hago siempre” . Pero es solo una aventura como las que se tiene en verano. El plan “ponerse en forma” o mejor dicho en “mantenimiento” es descartado a la primera invitación de amigos.  Uno, que aún no tiene hijos, es como decimos con mis amigos, un vhs que se le enganchó la videocasetera. Somos como esos pandas que pelotudean en el zoo sin objeto. Vamos y venimos, como los perros también que juegan con una pelota y no existe nada más en el mundo que esa pelota. Pero en esos paseitos flaneurianos (para que vean que algo aprendí cuando curse letras) siempre veo esos cartelitos pegados en los postes de luz: “jubilate ya, con y sin aportes”.  Me dan esas ganas de jubilarme y me digo aunque me falten años de aportes. Pero empiezo a pensar…¿Cuándo se es viejo? Miguelito Houellebecq, escritor franchut...

_ “THE CATCHER IN THE RYE” de J. D. (Jerome David ) SALINGER




“¿Te has hartado alguna vez de todo?”

“Ya verá como todo se arregla. Estoy pasando una mala racha. “


El nombre en inglés tiene música pero en castellano se apoda “El guardián en el centeno”. Es un libro con más famita de lo que es realidad es. Es un libro sobre la adolescencia. O esos años donde,  se va y viene, sin saber por qué o qué hacer con la vida. Vieron que hay como un mantra, que dice que existe cierta edad donde hay que leer ciertos libros, sino es como guardar petardos mojados en el placard.
Holden es el personaje principal, un niño perdido que no sabe qué hacer y deambula. Visita amigos, va a bares, fuma, visita profesores. Se pelea por una gorra. Un perdido. Busca por toda la ciudad algo que evite su destino, o su suicidio. El niño que deambula buscando empatía.
“Eres la única razón por la cual estoy aquí”, le dice a su hermana. Que quiere irse con él, porque algo teme o intuye. Él le pide plata prestada y sigue. Hasta que llama y  molesta a un profesor. Y es con él, donde tiene la charla más sincera  y sin pose. El señor Antolini, parece un maestro Zen, no para de tirarle Hits:

 “Lo que distingue a un hombre insensato de otro sensato;  es que el primero ansia morir orgullosamente por un causa, mientras que el segundo aspira vivir humildemente por ella”

Después, sigue. Lo espera, mientras Holden no sabe bien que decir, que hacer, sino que son más bien actos mecánicos, actos reflejos de su antigua vida, de su pose de rebeldito gratuito.

”Creo que un día averiguaras lo que quieres. Y entonces tendrás que aplicarte a ello inmediatamente. No podrás perder ni un solo minuto. Eso sería un lujo que no podrás permitiré”.

Cuando parece que todo se soluciona. Porque tal vez la vida sea adoptar uno sus profesores, que nos amiguen con la vida o la resignación. Antolini le recomienda que no desespere, que siga estudiando: “la educación académica te proporciona algo más. Si la sigues con constancia, al cabo de un tiempo comenzará a darte una idea de la medida de tu inteligencia”.
Holden se acuesta. Tuvo un día terrible. Pero siente una mano que lo acaricia en lo oscuro.  Es el conocimiento.               

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